lunes, 10 de marzo de 2008

Is It Really So Strange ?




Eran las seis de la mañana y el aún giraba en la cama, volvía a fumar para que las horas pasaran corriendo como los niños en el patio. No estaba seguro de nada solo un par de conjeturas que lo ponían aún mas nervioso. No soportó la presión de los muros y se levantó fingiendo decisión y seguridad en sus movimientos. No había preparado nada que decir, nada era seguro. Un supuesto terminal, una supuesta hora, una supuesta hermana que no se levantaría.


Sentía nauseas quizás por el último café con leche que denominó desayuno. El ritmo acelerado de un lunes lo enfermaba. Sus manos sudaban dentro y fuera de sus bolsillos a medida que se acercaba a su destino y se seguía preguntando que estaba haciendo. Era todo tan viceral e inesperado que si no se levantaba del rincón donde estaba pasaría desapercibido. Ahora agradecía que ella fuese corta de vista.


Todavía no pensaba en que decir o como romper el hielo. Sería feliz solo de ayudarla a cargar las pesadas maletas o darle un desayuno mejor que el del bus o que su café con leche.


Tenía el rostro duro con las muelas apretadas y las señas obvias de no haber descansado y es que sus fantasmas no lo dejaron. Se sentaron en su cama a atormentarlo y seguían ahí cunado abría los ojos.


El estomago se le revolvía, las manos que sudaban, el pecho que reventaba y la hora...la hora estática, inmóvil.


Los buses se vaciaban y el los vigilaba de reojo, solo un vistazo directo cunado estaban todos en el suelo. Se preguntaba si ya no estaba hace rato pisando la misma ciudad otra vez.


Cuando la vio bajar cubrió sus ojos con la vicera naranja y respiró profundo, no pude ver bien pero creo conocerlo bien como para pensar que derramó una lágrima.


Se puso de pie vacilante y por la espalda le ofreció su ayuda. Ella revolvía agachada su equipaje y el le hablaba cabizbajo, lo mas probable es que no hubiese podido levantar mucho la mirada, la culpa le pesaba demasiado nuevamente.


No todo fue como esperaba aunque no esperaba nada. No contaba con la madre impuntual.


Se alejó sin mirar atrás, dejó el miedo, el sudor, la taquicardia y el dolor en el andén. Se perdió en las calles recordando y le molestaba el olor cínico a colonia de la gente los lunes en la mañana y prendía un cigarro a la vez.


Vio volar una bolsa plástica sobre la calle agitada pero no había música, no había belleza ni americana ni chilena. Marchó hacia su cama al ritmo de una ciudad indiferente. Su teléfono sonó y se tomó un tiempo en contestar, habló sin ganas y sin oír que le decían.


Al llegar a casa vomitó su alma, sus ojos y su cuerpo. El café con leche era veneno pero ya no sentía rabia, estaba triste pero en paz.


Lo dejé dormir donde cayó, estaba exhausto y aproveche que dormía para escribir su historia.


Aún no se si la pintura en las paredes podrá borrar todas sus heridas y espantar a sus demonios. No se si aún tenga fuerzas.


Como dije, lo dejé dormir sobre el suelo frío de las baldosas, no sabía que tenía un pincel en su mano.


Cuando lo vi su pecho descansaba y sonreía aliviado. Sus ojos estaban fijos, seguramente en ella y el rojo que tanto lo obsesionaba ya estaba en las paredes, en el suelo y en él.


Ahora solo espero que sus zapatillas puedan descansar.

4 comentarios:

valeria amanda dijo...

Hoy no te puedo escribir... no diria cosas amables.

Pero para eso estamos las amigas, para callarnos los discursos y esperar un soplo de vientos más frescos.

DEEEEEEEEEEEEEESPIEEEEEEEEEEEEERTAAAAAAAAAAAATEEEEEEEEEEEEEEE

Acrina dijo...

mis lágrimas caen sin que nadie las bese, sin que nadie las vea y sin que nadie las escuche... necesito que ellas descancen

Acrina dijo...

Me parecía conocida la imagen... es precioso ese lugar y sus esculturas lúgubres y piadosas también...

Pequeño Schopenhauer dijo...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡THE SMITHS!!!!!!!!!!!!!!!!