Una fila interminable de motores aguardando su turno y yo corriendo de una lado a otro, saludos y despedidas, transacciones y cargas. "De alguna forma encontraré el camino a casa" me repetía.
Nunca he sido bueno dejando la cabeza aquí, el cuerpo acá y la cabeza allá, siempre termino arrastrando todo de un lado para otro.
Me movía con agilidad y no se si por el sueño recuperado o por la ducha fría antes de salir, tal vez por unas palabras que leí. De pronto vi como mi mano derecha apretaba firme el gatillo de la pistola calibre 95 octanos, subí por la rectitud de mi brazo y de reojo vi en mi hombro que no estaba solo.
Desafiando la gravedad y mis rápidos movimientos para aliviar los tormentos estaba casi inmóvil en mi manga, acompañandome. No importaba si corría, saltaba, limpiaba o cambiaba la música, no volaba a ninguna parte.
Estuvo conmigo un largo rato, hasta que la fila desapareció y la radio tocaba exactamente lo que debía sonar.
De pronto la busqué en el reflejo de un vidrio y la vi emprender el vuelo justo frente a mis ojos.
Se fue pero no me abandonó, aún la siento aquí.
1 comentario:
Chinita de buena suerte, porfiada, entretenida con tus movimientos apurados de servicentros.
Te espero con pescado, para que sepas que llegaste a la isla.
Nos vemos en un ratico amigo mio.
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